lunes, 21 de junio de 2010

Pinceladas de mi vida VI: El baño a la luz de la luna plateada





Al retornar a la finca, después de haber recorrido los campos, mi hermana me esperaba impaciente, nos dispusimos a cambiarnos, para darnos un chapuzón en la alberca.

Al meternos, un escalofrío nos recorría por el cuerpo, agua recién sacada del pozo, un agua tan fría que te hace tiritar… disfrutábamos de juegos acuáticos mientras el sol nos calentaba con sus destellos de calor.


Una de estas tardes, hallábase un pequeño e indefenso gatito, que cayó de un árbol. Mi hermana y yo nos dispusimos a darle cariño y le poníamos leche en un pequeño bol. Poco a poco fue creciendo hasta que un día ya no lo volvímos a ver.


Ya por la noche, las polillas inundaban las bombillas, sacábamos la mesa al exterior y nos sentábamos a ver la tele, de las antiguas en blanco y negro, apoyada sobre un gran mueble con cajones. Al rato ya empezaba a llegarme el rico olorcito de barbacoa. Mi padre y mi Tío, eran los que se encargaban de ella. Al acercarmea observar de cerca las chuletitas, rozaron mi cara ondas de calor, se oían las chispas al echar la carne a la brasa, todos nos moríamos de ganas de degustar aquella delicia.


Después de saborear esos platos, como cena, todos nos íbamos a descansar. Nuestra habitación, tenía una ventana que daba a la pared. Todas las noches, nos asomábamos por dicha ventana, pera observar el manto de estrellas que cubría el firmamento y la luna plateada que brillaba sobre la cortina negra y oscura.


Muchas cosas han pasado… cumpleaños, comidas, cenas, noches de baños a la luz de la luna…


Esa finca, ha estado marcada de tantísimos recuerdos… Nos juntábamos todos allí, y conpartíamos unos días de verano estupendos, pero todo eso ya ha terminado y ahora forma parte de la historia, de mi historia.


FIN



Pluma de Pintura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario