Todo siguió perfectamente, nunca más volví a tener ningún problema.
y así finalizó el curso, y empezaron las vacaciones de verano.
En las tardes y mañanas de verano, aprovechábamos el tiempo libre, disfrutando de la naturaleza en la finca de mis queridos abuelos, principalmente en los fines de semana, con todo aquel calor que abrasaba los campos.
Después, hacíamos una pausa, para reponer energía tomando la vieja merienda: Un pedacito de chocolate con pan. Saboreábamos todos sus ingredientes ¡qué rico estaba!. Más tarde salía de la finca, para dar vueltas con mi bicicleta. Recorría los senderos y observaba lo maravilloso que era el campo, con ese aroma a tierra, el polvo que se levantaba con el viento cuando pasaban los vehículos a toda prisa, el manto de florecillas que cubrían las parcelas, el color rosa anaranjado que teñía el atardecer…¡Qué bello era todo!.
Continuará...
Pluma de Pintura.
1 comentario:
Me gusta mucho esa descripción que haces del campo, desde el polvo que levantan los vehículos que pasan a la par tuya, como la descripción de las florecillas. Te seguiré leyendo.
Saludos cordiales,
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