miércoles, 9 de junio de 2010

Pinceladas de mi vida V: Tardes Camperas




Todo siguió perfectamente, nunca más volví a tener ningún problema.
y así finalizó el curso, y empezaron las vacaciones de verano.
En las tardes y mañanas de verano,
aprovechábamos el tiempo libre, disfrutando de la naturaleza en la finca de mis queridos abuelos, principalmente en los fines de semana, con todo aquel calor que abrasaba los campos.


Nos subíamos a los columpios, y la brisa del aire nos acariciaba las mejillas a mi y a mi hermanita, mientras mi abuela le daba de beber a sus amigas las plantas. Recuerdo que ella disfrutaba y sonreía mientras observaba nuestros juegos.

también, mi hermana y yo, solíamos hacer carreras para llegar a la cima de la montaña de avena descalzas, y sentíamos en nuestra piel, un picor como si de mil hormigas subiendo por nuestros pies se tratara. Al bajar de la montaña pasábamos un rato de aventuras cabalgando sobre nuestros perros, acariciando su suave pelaje y recorriendo los caminos de aquellas tierras.


Después, hacíamos una pausa, para reponer energía tomando la vieja merienda: Un pedacito de chocolate con pan. Saboreábamos todos sus ingredientes ¡qué rico estaba!. Más tarde salía de la finca, para dar vueltas con mi bicicleta. Recorría los senderos y observaba lo maravilloso que era el campo, con ese aroma a tierra, el polvo que se levantaba con el viento cuando pasaban los vehículos a toda prisa, el manto de florecillas que cubrían las parcelas, el color rosa anaranjado que teñía el atardecer…¡Qué bello era todo!.



Continuará...



Pluma de Pintura.

1 comentario:

Pluma Roja dijo...

Me gusta mucho esa descripción que haces del campo, desde el polvo que levantan los vehículos que pasan a la par tuya, como la descripción de las florecillas. Te seguiré leyendo.

Saludos cordiales,

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