sábado, 19 de diciembre de 2015

Reflexión de adviento





Buenas noches, es un poco tarde para ponerme ahora a escribir... pero he pasado mucho tiempo encerrada en los estudios y necesito sacar estas líneas de reflexión, desplegar de nuevo mis alas literarias y vaciarme de palabras. He de decir que me siento adelantada, llevo estos últimos dos años acelarando un montón mi tiempo, la vida, no puedo controlarlo no entiendo como puede pasar tanto tiempo en tan poco tiempo paradojicamente, pero supongo que es el precio que se paga cuando realmente estas llendo por el camino que te has marcado, cuando te dedicas a lo que esperabas y te autoimpones el objetivo de cumplir siempre tus sueños, de tachar una lista interminable de cosas por hacer y probar, de seguir el 'carpe diem' y aprovechar el momento como lo decía John Keating en 'El Club de los Poetas Muertos' Oh capitán, mi capitán... dos años, ¡ya! así se esfuman desde que cumplí los veinte años. Queria ser mayor, queria tener mi propio coche, trabajar, quería ser como mis padres, quería ser forense como 'Ichabood Crane' en 'Sleepy Hollow' y ahora quiero volver a ser pequeña, vivir en la realidad que me creé en los tintes de la imaginación... aunque en cierto modo esa parte imaginativa en mi vida no ha cesado. Aún recuerdo vivamente la imagen de los reyes magos cruzando la puerta del balcón de mi casa aquella noche que me desperté con una ranita que abría la boca y tenía luz dentro con tan sólo 6 años, los ví entrar y volví disparada a mi cuarto, no fue un sueño, pude sentirlo y sigo sintiendolo totalmente real. Creer es ver, dicen... ¿pudo ser mi imaginación la que causo tal visión? me gustaría recuperar ese poder de visionado, porque imagino cosas, miles de ellas, todas fantásticas, todas con una realidad alternativa pero eso no me hace ver o proyectar desde mi vista. Me queda entonces el consuelo de poder soñar libremente, de vagar por otros mundos alojados en el subconsciente y vivir allí. También uso ese medio para ver a mis seres queridos que partieron al otro mundo, puedo abrazarlos, sentirlos cerca, sentir el amor que me brindan y el 'estoy bien, no debes entristecerte por mi' es maravilloso... pero la cruda realidad es que lo de no llorar por ellos es algo inevitable para mí, sea la fecha que sea, esté donde esté, pienso en ellos, los echo de menos, pasen los años que pasen... siempre será así. También quería mencionar que estoy harta de la ''critica a la navidad'' ¿ahora se ha vuelto de moda ser ''anti-navideño'' o ''ateo''? ¿Qué le pasa al mundo? Es una fiesta importante para mí, nació Jesús... y estos días aportaron tantos recuerdos buenos a mi vida que es imposible que no me guste, aunque ya nada sea igual, aunque cenemos cuatro personas, una misma familia con unas cuantas cosas que tenemos por casa, mirandonos a los ojos por la tristeza que se acumula dentro en esos momentos y en la soledad tan enriquecedora en un día que requiere las reuniones familiares. Cogiéndonos las manos, esperando simplemente que el año que viene sea mejor, abrazándonos y colocando adornos de navidad por la casa todos juntos. ¿Parece triste verdad? Pero es una tristeza dulce, es una tristeza agradecida es compartir el amor con los que quieres, ¡Fuera las tarjetas de credito, adiós a los cotillones, se acabó la hipocresía! queda la realidad del sentimiento de la navidad, el verdadero sentimiento, no el que dicen conocer los eruditos ''Anti-navidad'' como mero recurso económico y estrategia. Es la vida lo que pasa en esos momentos, es un año tras otro habiendo luchado, habiendo remado todos en la misma dirección y entocnes llegan las campanadas, nos sentamos instantes antes de que baje el carrillón frente a las uvas, ''Pie derecho delante, dice siemore mi padre'' ''el izquierdo levantado'' y todos seguimos la instrucción como si fuera un paso mágico, un momento de tradición. Empiezan las campanadas y con cada uva me viene un recuerdo a la cabeza de aquellos que se fueron... mi abuelo daba monedas como regalo siempre en nochevieja, no unas cualquiera, eran de colección, les ponía el nombre y las metia en una funda con bordes rojos de terciopelo y una lámina trasnparente, me sonreía con su bigotito. El me enseñó a pintar de pequeña, me dejaba sus ceras de colores, pasabamos la noche de reyes en casa de mis abuelos paternos y a las 12 veiamos todos los primos siendo pequeños la habitación llena de regalos. Me daba mi abuela María las cucharadas que quedaban del tazón de chocolate que preparaba ella misma para apurarla. Me leía cuentos... Mis abuelos maternos, unicamente con la que pude tener recuerdos fue con mi abuela Ana, mi abuelo Pablo murió recien nacida yo. Mi abuela Ana me regaló un osito de peluche con un peto de pana verde al que me abrazaba siempre que lloraba, cuando no podía dormir siempre me decia que cerrase los ojos y no pensara en nada, se bañaba con nosotros en la alberca de la finca que tenían y regaba siempre cariñosamente las plantas que allí tenía... cuando aún era un bebé me metía en un barreño y me bañaba allí mismo, en la finca; me ponía una pelotita en el agua con la que jugaba y me preparaba para merendar todas las tardes despues de jugar allí en el campo, si no un bocadillo de longaniza el pozo con buen pan, uno trocito de chocolate 'Milka' que era su favorito con un mendrugo de pan. Y fui muy feliz y los soy recordando todo aquello... entonces después de recordar nostalgicamente todo ello terminan las campanadas, las uvas aún no han bajado por la garganta y ya nos han brotado lágrimas. Entonces nos abrazamos como cada año, no es un abrazo cualquiera, es uno de 'estamos juntos, podemos hacerlo, podemos ser fuertes, podemos seguir adelante' es así como entramos al año nuevo. Y después vienen reyes... que maravilloso fue ahorrar el año pasado para tenerles un detallito, algo que llevaran tiempo buscando o incluso que habia hecho con mis propias manos. A mi padre una película que nunca consiguió dar con ella hasta ese día en que se la dí, ''The body'' el cuerpo de Antonio Banderas. A mi madre un delantal de cocina del morado que a ella le encanta realizado como parte de mi proyecto de fin de curso, a mi hermana un perchero hecho y pintado a mano de la película frozen... y es que eso es lo que define para mí la navidad, es realmente en todo eso donde esta ese sentimiento. Y con estas fechas, me siento enormemente feliz. 

¡FELIZ NAVIDAD!


Pluma de Pintura.

lunes, 13 de abril de 2015

Taller de Escritura Creativa: Los Microrrelatos

Según nos explico Cristina Serrano, la encargada del taller, en los microrrelatos la clave está en sintetizar y en la precisión de conseguir una palabra adecuada. Es una tarea de limpieza, se trata de "barrer lo que sobra."

Realizamos cuatro ejercicios, que trataban, el primero de ellos de escribir seis líneas (microrrelato) a partir de dos imágenes que nos proporcionó y el segundo ejercicio constaba de escribir una frase de seis palabras mediante piezas musicales que nos reprodujo. Aquí dejo mis ejercicios:

 Ejercicios musicales:


- Clavaba sus pupilas rompiendo el cristal.

- Un elefante con patas de acordeón. 





Ejercicios pictóricos:


Primera Imagen

Estrella huérfana de amor materno se elevó a los cielos en busca de la madre de todos los astros con la llave se su cerradura celestial.
Introdujo temerosa una una al azar. Con la última de brillo plata, se abrió su corazón, la madre luna menguó y en su seno la acogió. A esa estrella la llamó "Mi Sol."




Segunda Imagen

Catalina nació en una taza de café. Tetera tapaba sus miedos e inseguridades con lianas de chocolate. Un pájaro dulce vino a decirle:

- Sal de tu coraza pequeña muchacha o te ahogarás en un lago de falsa esperanza.

Al día siguiente la taza volcó y ella escapó tiñendo las tierras de color marrón.



Pluma de Pintura.

jueves, 5 de marzo de 2015


Relato inspirado en el corto de Eduardo Suazo: ''La mendiga y las bolsas''


                                     LAS HOJAS DE LOS SUEÑOS 



Se apagaba, se desvanecía su existencia como una frágil hoja de otoño pendiente de un hilo en el árbol de la vida. Lo sabía, por ello ahora la valoraba más paradójicamente y trataba de disfrutar los pocos días que le quedaban en la medida de lo posible. En la monotonía de limpiar los desperdicios de la ciudad un día tras otro se hallaba feliz con motivo de cumplir una serie de objetivos. El mejor momento de la mañana venía cuando le tocaba hacerse el parque del centro. Siempre pensaba para sí que barrer hojas era una insensatez, pues en su conjunto conformaban una alfombra de belleza natural exquisita en armonía con el hermoso paisaje. Sin embargo, había de hacerlo, era su trabajo; aún así, no las tiraba al cubo menospreciando su valiosa beldad dorada, si no que las almacenaba rigurosamente en otras bolsas para coleccionarlas; una idea que había arraigado en su cabeza hacía dos semanas.

Al llegar a casa, cargado con su bolsa de hojas, las sacaba una a una y descargando una tremenda ilusión de su corazón pintaba en ellas ilustraciones de los sueños que le gustaría cumplir antes de partir: Viajar a París, ver amanecer en la costa, escapar de la urbe y vivir en la tranquilidad del campo, bailar bajo la lluvia, comprarse una bici de paseo azul… entre otros. Una vez pintadas las volvía a guardar en su respectiva bolsa y cenaba con desgana por las hormigas que recorrían su estómago en el matiz de la impaciencia y se retiraba a consultar con la almohada. Concluía así su jornada.

Una mañana cualquiera, conoció a una mendiga. Haberla visto rebuscando efusivamente en el fondo de la papelera removió su conciencia y quiso hacer algo por ella. Al día siguiente le regaló hojas con los sueños pintados que al hombre le gustaría que cumpliese y así fue desde entonces. Ella aceptaba siempre agradecida las bolsas repletas de coloridas hojas con bonitas pinturas.

8 de diciembre. En su último día estimado de vida marchó decidido con su bolsa de hojas hacia el parque del centro. Al llegar allí encontró a su amiga y le entregó una nueva bolsa, se acercó más a ella que lo miraba sonriente y besó su frente sin ningún tipo de escrúpulo por la suciedad de su piel. Seguidamente le entregó una pequeña carta y pidiéndole que no la leyera hasta el día siguiente se marchó.

9 de diciembre. A la misma hora en el banco del parque aguardaba la llegada de su único amigo la mendiga. Durante horas esperó, pero no apareció; entonces, leyó la nota:

Querida amiga, he cumplido tus sueños, ahora te pido que cumplas tú por mí los míos. Hasta siempre. Te quiero.

Abrió la bolsa que le había dado y vio la colección de hojas del hombre. Una lágrima que había estado retenida en el mar de sentimientos se abrió paso desde sus entrañas. Triste y amarga pero alegre, dulce y salada a la vez.

El barrendero le había legado toda su vida, su oficio, sus pertenencias y también sus sueños. Se acercó un día a su lápida, la acarició suavemente, esbozó ella una sonrisa y una hoja otoñal se posó sobre la tumba. 




Pluma de pintura.

miércoles, 18 de febrero de 2015

5 Sentidos: La Zurra y el queso

En el desarrollo de la última sesión del taller de escritura creativa, me autoimpuse unos ejercicios para mejorar mi descriopción en cuanto a los sentidos antes de embarcarme en la tarea de ejecutar una historia inspirada en el video que Cristina Serrano nos mostró: ''La Mendiga y las bolsas'' de Eduardo Suazo. A continuación los ejercicios:




ZURRA

Resquicios del alcohol azucarado en tinaja marrón bien guardados. Acércate a catarla, ligero amargor al principio, regusto endulzado al final. Con destellos tropical, acompañada por melocotón o limón, de aroma resultón. Lo que a la fiesta da la razón acaba con ella sin desazón. La tradición, enmarcada por baños de desmadre, embriaguez, insolencia, promiscuidad, inmadurez provocada por el triunfo de Baco. Si bien festejé yo misma aquel jolgorio y acaté la norma, jamás ejercí ninguna atrocidad, si bien en lo que caí fue en verter vino sobre mí. Ahora desprecio esa incorduradisfrazada de fiesta, ese botellón excusado en una bonita tradición como siempre ha sido, La Zurra. 



QUESO 

Tersa textura apreciada en tu paladar, tierno bocado el que le has de dar. Una fiesta de sabor en cada poro del aparato fonador, una orquesta de violines interpretando el aroma añejo, un recuerdo de prado virgen, de campo viejo. Margen no debe existir entre la primera y segunda pieza. Una nueva sinfonía agradecida en los oídos, ténue, suave como la piel de un recién nacido; emulando el trotar de caballos, el polvo levantado, el crujir de la tierra, el repicar de campanarios... bálsamo delicado, tierno, fermentado. Concierto terminado, vuelta al mundo real, agradecerle quiero esta nueva armonía a ese gran maestro que no es otro que el quesero.



Pluma de Pintura.












jueves, 15 de enero de 2015

Taller de Escritura Creativa: Ejercicio Plagio Creativo


En la última sesión leímos, antes de navidad, nuestros ejercicios de plagio creativo, con el cuento que fue elegido por las fechas: ''A christmas carol'' de Charles Dickens. 
El plagio creativo es una técnica que consiste en utilizar un cuento y con su misma estructura, continuarlo o modificarlo. Tal vez algo tarde, no he podido subirlo antes, pero aquí está mi ejercicio: 




Unas fechas difíciles

Semana previa a la navidad. Centros comerciales atestados, multitud de gentes paseando alegremente con bolsas llenas de regalos. Una joven con gorra camina por el centro atormentada. Sus manos, de frágil aspecto, resquebrajadas por el afilado y cortante frío invernal, abrochan un chaquetón gris añoso de lana. Lleva consigo una enorme brecha en el corazón, proveniente de lo más profundo de su alma. No quiere pisar su hogar en días adventosos, por lo que se dirige al antiguo local que regentaba junto con Rob Weldiam, gran amigo y compañero fallecido hace tiempo.

A la media noche un resplandor se presenta en la esquina de la amaderada alcoba. Asombrada se acerca a observarlo y es absorbida por él. ¡No da crédito a lo que ve! Aparece en su casa. Se ve a sí misma con 8 años. Todos celebran y festejan la nochebuena; Bailan, rien, cantan villancicos y degustan delicioso turrón navideño que se deshace en sus paladares. Una enorme nostalgia se apodera de ella, se esboza una sonrisa en su cara; Avista una sombra, cuya persona no logra descifrar que se le aproxima. Le tiemblan las manos, no cabe en sí de asombro y la muchacha estalla en lágrimas que velozmente se deslizan por sus suaves mejillas como un arroyo entre dos montañas. Es Anne, su abuela. Gillian se abalanza a sus brazos y esta la recibe efusivamente:

  • Tranquila hija mía, estoy aquí. Soy el fantasma del pasado he venido a mostrarte cómo era todo antes, ¿lo recuerdas? Te gustaba mucho la navidad… no estás bien mi niña, lo sé. Mira en tu interior.

Gillian asiente no dice nada, se limita a observar la escena que se torna triste y desgarradora, apareciendo en ella la muerte de su abuelo paterno Meydel justo antes de la navidad del 2008 y poco más tarde la de Anne, su abuela materna, lo que abre una profunda brecha en las familias. Un tremendo halo irrumpe la visión y al lado de Gillian ya no está su abuela; Todo se emborrona como tinta de pluma en papel manchado por agua, aparece tumbada en su cama de nuevo y frota sus ojos incrédula.


  • Esto debe haber sido un sueño…

Autoconvenciéndose pero asustada a la vez, queda dormida en la añeja y chirriante cama.

Al día siguiente, a la misma hora un escandaloso ruido proveniente de la habitación contigua la despierta de su sueño profundo. Rápidamente se incorpora y aprisa se dirige a la habitación; Encuentra allí a Rob Weldiam, su antiguo compañero y socio de trabajo; Con sus manos tapa su boca sorpresiva.

  • ¡Rob! Eh, espera… no me digas que eres otro fantasma de esos…
  • ¡En efecto Gill, Ante tus ojos el fantasma del presente!
  • Vaya por Dios… - Dice desanimadamente. -
  • Vengo a enseñarte las navidades del presente. Recapacita Gill, lo tuyo es preocupante. - Con la mano sobre su hombro la invita a observar la escena.-

Aparecen en ella sus padres, poniendo juntos los adornos de navidad al abeto como cada año. Su hermana Bernabé corre torpemente cayéndose en la recta final del camino; Bert la coge en brazos y esta le dice:


  • ¡Papá, papá quiero mi ramita de árbol!
  • Aquí tienes pequeña mía. – Bert alcanza una de ellas y la pone cuidadosamente en la mano de su hija.-

Bernabé escapa sus juegos infantiles feliz con su pequeña ramita. Jane y Bert se abrazan y las lágrimas que brotan de sus ojos da rienda suelta a lo que llevan guardado en el corazón desde hace tiempo. Jane acaricia tiernamente la cara de Bert.


  • Cada vez estamos peor, Jane, ya ni siquiera podemos regalarle lo mínimo a nuestra Bernabé… Y Gillian… Gillian… nunca está aquí en estos días.
  • Tranquilo cariño, ya lo arreglaremos, como sea. Lo importante es que nos tenemos los unos a los otros, ya saldremos de este bache.

Ambos sonríen temblorosa y forzadamente. La imagen se turbia, empieza a desvanecerse y con ella Rob, que mirándola señala su corazón.

Con gran pesar y tristeza Gillian intenta dormir.

23 de Diciembre 0:00 AM

Ni resplandor, ni luz, ni estruendo ruido llaman la atención de Gillian. Silenciosamente se aparece su tío Gilderoy. Pelo corto, tipo delgado, pequeña naricita y gafas culo vaso posadas sobre ella. Observa, Gillian, las navidades futuras.

Aparecía su familia en un lugar inhóspito, parecían cabizbajos. Bert, su padre fue despedido. El jefe Wuorgot Williams había sufrido una ruptura conyugal y por ello obligaba a sus empleados a trabajar y Bert decidió abandonar su puesto para poder darle una pequeña sorpresa a Bernabé como hacía cada año. Vivían en una vieja casa abandonada a las afueras de la ciudad, no tenían nada y Gillian en estado depresivo se alejó para siempre de ellos evitando los problemas que les agolpaban.

La escena comienza a desaparecer y tío Gilderoy señala su pecho con el pulgar:

  • En los momentos difíciles debes permanecer junto a tu familia, busca en el fondo de tu corazón, explora en tu interior y no reprimas tus sentimientos, hija.

Así, con una sonrisa y un guiño de ojo, se esfuma.

Gillian cae derrotada a la cama y deja escapar las gotas de dulce sabor acunadas en el filo de sus ojos.

24 de Diciembre

Rebosante de júbilo Gillian decora a gusto navideño el local, llevada por un presentimiento decidió celebrar una gran fiesta de nochebuena e intentar reabrir su pequeña tienda. Lo limpia y lo acondiciona para recibir visitas. Busca en el almacén, sí, aún quedan materiales suficientes para hacer unos maravillosos cuadernos con el mejor papel para escribir y dibujar. Los decora y los dedica uno a uno. Escribe una invitación para sus padres y su familia la cual les mete bajo la rendija de la puerta y sale disparada habiendo tocado el timbre.

10:00 pm 24 de Diciembre

La campanita de ‘’Rob & Gillian Crafts’’ repiquetea alegremente recibiendo a los invitados. Los primeros en entrar son sus padres y su hermanita, que sale tras Gillian. Cuando la pequeña abraza sus piernas ella la coge y se lanza a sus padres. Sus abrazos se funden en una tierna imagen familiar de reconciliación.

Abrazada pone su mirada Gillian al cielo y dice para sí:

Gracias.

Los tres fantasmas presentes allí contemplan la escena sonrientes y desaparecen.

Pluma de Pintura.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Taller de Escritura Creativa: Sesión 3 de Diciembre.

En esta sesión realizamos un ejercicio de presentación que nos propuso Cristina Serrano y hablamos de la lucha entre el ''yo crítico y yo creador''. También se nos presentaron dos elementos de desbloqueo propuestos por Gianni Rodari: El binomio fantástico y el plagio creativo, con el primero realizamos también otro ejercicio. 

El primer ejercicio de presentación se titulaba ''Me gusta, no me gusta'', se nos mostraron textos como ejemplos y comenzamos a escribir. Este es el mío:

                                                      Me gusta, No me gusta


Me gusta pasarme las tardes haciendo mil cosas, levantarme un momento de la silla, asomarme al balcón y observar el espectáculo de luces del atardecer sorprendiéndome del tiempo que ha pasado. Me gusta ver fotos viejas y recrear historias pasadas. No me gusta sin embargo a veces ver cómo las cosas han cambiado. Me gusta llegar a casa y saber por el aroma qué hay de comer, lo que no me gusta es pasear por la calle y adivinar que persona va fumando y como un radar detectar el olor en mi nariz. Me gusta cuando llueve ver las gotas correr por la ventana y salir a la calle y notar la fragancia maravillosa de la tierra húmeda. No me gustan los atascos en la Plaza Mayor, no me gustan los hombres que me miran sospechoso cuando salgo de noche; Cuando ocurre eso, me gusta correr. Me gusta el azul y los relojes, no me gustan los collares de perlas, el botellón y los jóvenes escandalosos con la edad del pavo, no me gusta la sobrasada pero sí la philadelphia. No me gusta la sociedad en la que vivimos pero sí el mundo. Me gusta levantarme temprano y ver que aún queda tiempo. Me gustan las pequeñas cosas de la vida y no me gustan los problemas ni las matemáticas. Me gusta el arte y no me gusta el arte moderno hecho a lo loco. Me gusta el invierno y el olor a castañas asadas recién hechas y no el verano y el desagradable olor a humanidad que encuentras por esa época en muchos sitios.

El segundo ejercicio, referente al binomio fantástico trataba de buscar palabras completamente diferentes la una de la otra. Elegí una palabra: Lapislázuli y un número (El 8) para que Cristina nos diera la segunda palabra al azar, la que llevaba ese número fue: Violín. Este es el texto que escribí:

                                                 Reflejo musical nocturno


En la madrugada cuando el silencio reinaba en las calles mojadas, se reflejaba su silueta en el espejo encharcado. Se dejaba caer sobre la visera de un ventanal de caserón viejo y abandonado y acariciaba cariñosamente su violín que interpretaba las notas del maravilloso color lapislázuli de su corazón. Escurrían pequeñas lágrimas de emoción por las gastadas cuerdas del instrumento; Y su pelo, largo, blanco como la nieve brillaba con el resplandor de la luna.


Y aquí acabamos la sesión. Para la próxima prevista el 17 de Diciembre llevamos de ejercicio plagio creativo con Cuento de Navidad de Charles Dickens.


Pluma de Pintura.

martes, 18 de noviembre de 2014


En la pasada sesión del día 5 recibimos un fragmento del cuento ''El Guardagujas'' de Juan José Arreola. Lo leímos y Cristina nos propuso un ejercicio que trataba de escribir un final al fragmento de dicho relato:

-Y usted, ¿ha viajado mucho en los trenes?

-Yo, señor, sólo soy guardagujas. A decir verdad, soy un guardagujas jubilado, y sólo aparezco aquí de vez en cuando para recordar los buenos tiempos. No he viajado nunca,
ni tengo ganas de hacerlo. Pero los viajeros me cuentan historias. Sé que los trenes han creado muchas poblaciones además de la aldea de F., cuyo origen le he referido. Ocurre a veces que los tripulantes de un tren reciben órdenes misteriosas. Invitan a los pasajeros a que desciendan de los vagones, generalmente con el pretexto de que admiren las bellezas de un determinado lugar. Se les habla de grutas, de cataratas o de ruinas célebres: "Quince minutos para que admiren ustedes la gruta tal o cual", dice amablemente el conductor. Una vez que los viajeros se hallan a cierta distancia, el tren escapa a todo vapor.

-¿Y los viajeros?

Vagan desconcertados de un sitio a otro durante algún tiempo, pero acaban por congregarse y se establecen en colonia. Estas paradas intempestivas se hacen en lugares adecuados, muy lejos de toda civilización y con riquezas naturales suficientes. Allí se abandonan lores selectos, de gente joven, y sobre todo con mujeres abundantes. ¿No le gustaría a usted pasar sus últimos días en un pintoresco lugar desconocido, en compañía de una muchachita?

El viejecillo sonriente hizo un guiño y se quedó mirando al viajero, lleno de bondad y de picardía. En ese momento se oyó un silbido lejano. El guardagujas dio un brinco, y se puso a hacer señales ridículas y desordenadas con su linterna.

-¿Es el tren? -preguntó el forastero.

El anciano echó a correr por la vía, desaforadamente. Cuando estuvo a cierta distancia, se volvió para gritar:
-¡Tiene usted suerte! Mañana llegará a su famosa estación. ¿Cómo dice que se llama?

-¡X! -contestó el viajero.

En ese momento el viejecillo se disolvió en la clara mañana. Pero el punto rojo de la linterna siguió corriendo y saltando entre los rieles, imprudente, al encuentro del tren.

Al fondo del paisaje, la locomotora se acercaba como un ruidoso advenimiento



Este es el final que escribí para el fragmento, lo titulé: ''Un viaje sin rumbo'':

Cuando a lo lejos observó la sombra de la locomotora que avanzaba entre los últimos despuntes del atardecer tomó su sombrero y se dirigió sin más dilación a alcanzarlo. Del ruidoso trenecillo escapaban gritos de vapor y chispas provenientes del tremendo frenazo. En la estación no había nadie más que él. A lo lejos se vislumbraban nebulosas que impedían ver aún forzando la vista lo que se hallaba en el horizonte. La puerta de uno de los vagones se abrió de par en par: 

  • ¡Pasajeros al tren! Advirtió un hombrecillo de aspecto pequeño pero con serios rasgos de general, quizás con un poco cara de mala saña. Pero no quiso juzgar el libro por su portada. 
  • Oiga buen hombre, ¿es este el tren que va a X? 
  • Es este sí, y el que no lleva destino fijo también. 
  • Se contradice usted, ¿cómo no va a llevar destino fijo si me afirma que es el que llega a X? Si no es así no subiré. 
  • Escuche, ¿Quiere usted realmente ir a X? Parece no estar muy seguro. Si usted quiere ir a X el tren parará allí, si en el trayecto decide ir a otro lugar este le llevará a otro lugar. ¿Sube usted? Nos demoramos mucho en la partida. 
  • ¡Claro que lo tengo claro, y por supuesto que subo! 

El hombrecillo le picó el billete y le ayudó amablemente a colocar su equipaje y pertenencias. El tren estaba completamente vacío. Observaba curioso todos los rincones buscando pasajeros, pero sólo contaba con la compañía del hombrecillo, que se percató de su anhelo por encontrar a otros viajeros y se sentó frente a él. 

  • No busque, estamos usted yo y el maquinista 
  • ¿Y esto es normal aquí? 
  • Si, además nadie sube a este tren en esta parada, es usted un valiente. 
  • ¿Porque? 
  • Verá, circula de hace décadas la leyenda de la parada al destino, aquel que suba a este tren sin destino fijo, sin tener claro dónde va, queda a la suerte de en el mejor de los casos ser conducido hasta el destino que el tren elija y en el peor puede acabar condenado a viajar incesantemente el resto de su vida por cada parada.  Tiene que tener usted muy claro su destino. 

La mirada azul del hombrecillo se clavó desafiante en los ojos del viajero, soltó una carcajada y ante el asombro del viajero se levantó y se alejó entre los pasillos. Asustado observaba por la ventana, ahora se sentía algo indeciso ¿Y si X no era el destino que le deparaba su vida? ¿Y si había otro lugar más acorde en el mundo para él? 

En el viejo y desgatado cristal del vagón apareció el reflejo de un hombre vestido en chaquetón negro y llevando sobre su cabeza un sombrero, el viajero dubitativo miraba al techo, no se percató de su presencia. 

Tocaron su hombro por detrás, se giró y contempló al maquinista que le sonreía y le dijo: Usted ya ha elegido, como yo en su día. El tren no puede ser dirigido por mí a X. Él ya sabe adónde va, usted sabe su destino. El viajero sonrió y una lágrimas de alivio escaparon lentamente desde sus ojos.


Pluma de Pintura.